La sensibilidad con la que Peter Landesman retrata esta ofensiva contra la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), la atmósfera documental en la que trata de enmarcar su continuas idas y venidas entre el dramatismo más barato y la exhibición de Will Smith, son muy poco favorables para los intereses del director. Según parece en su resultado final, recuerda a la fórmula empleada por Aaron Sorkin en Moneyball, aunque con menos valentía a la hora de marcar unas pautas que faciliten al espectador el consumo de otra pieza industrial con las pretensiones de un relato de autor, cuidado y con mensaje tras las capas de maquillaje. Absorbente a ratos, aunque lineal en la mayoría de ellos.
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